martes, 17 de marzo de 2020

ENTREVISTA DE RENÉ LAURENTIN A ÁNGELA


                Ángela me ha visitado varias veces en mi ermita de Grand-Bourg. Es internacionalmente                     conocida pues sus mensajes, editados en Italia, ya están traducidos al español, flamenco, francés y rumano. Hablamos con ella de todo cuanto ha recibido del Señor y de su Madre.

 René Laurentin: Ud. ha nacido en Italia y no ha abandonado su pueblo natal. ¿En su infancia vio u oyó alguna vez a Nuestro Señor o a la Virgen?
Ángela: No

R.L. ¿Cuándo comenzó a recibir mensajes?
A. En 1990: entonces comencé una nueva etapa de mi fe a la búsqueda de Jesús crucificado. En           cierta manera Él me confió a María, puesto que Jesús y María comenzaron a hablarme de forma que María confirmaba las palabras de Jesús y Jesús las de María

R.L. Ud. afirma que fue confiada a María por Jesús. ¿En aquella ocasión vio a Jesús?
A. Yo lo había buscado antes, pero en un momento dado tuve la necesidad de poner rostro al Dios           en quien creía, sin embargo mi fe era muy superficial, aunque estuviera bautizada en la Iglesia católica. Hasta aquel momento yo amaba a Dios, yo buscaba a Dios pero era un Dios sin rostro, un Dios abstracto. Los sufrimientos me condujeron al Dios crucificado y así encontré el rostro           de Jesús.
R.L. Jesús no se lo comunicó expresamente pero le dio a conocer por inspiración que la había confiado a María.
A. Así es. Yo me dirigía normalmente a María para que Ella intercediera en favor de mi                          conversión y mi curación.

R.L. ¿Y desde entonces quedó curada?
A. Sí. Poco a poco fui curada de los traumas de mi infancia.

R.L. ¿Fue pues una curación espiritual?
A. Mi trauma era el miedo a Dios. Así lo recibí en mi parroquia, bien es verdad que por deficiencia del párroco pero a la vez por mi percepción errónea de Dios. Para mí,                      inconscientemente, el que me daba miedo era Dios. No era un trauma corporal sino espiritual.

R.L. ¿Dónde la condujo esta curación?
A.    Desde que encontré a Jesús y a Dios Padre, fue del todo normal reencontrarme con mi feminidad, sentirme plenamente mujer. A su vez el modelo que Jesús me pedía llevar a cabo             nada tiene que ver con el de las feministas.

R.L. ¿Era Ud. feminista?
A. En absoluto. El ideal de mujer, según Dios, es María.

R.L. Si comprendí bien, esto Jesús no se lo dijo expresamente sino que se lo dio a entender.
A. Cierto. Durante la Eucaristía frecuentemente me confiaba a la Virgen y fue Ella quien me hizo comprender la Eucaristía. Ella me mostró aquella imagen, que Ud. ha comentado, de la Virgen que me lleva a través de la Eucaristía al seno de la Trinidad.

R.L. ¿Puede precisar la fecha de su primer encuentro con María?
A. No puedo precisarlo. recuerdo que una de las primeras imágenes que recibí de María es aquella en que lleva en brazos a Jesús. En aquella ocasión me dijo: “Yo soy el pedestal de                  Jesús”. Ella, directamente, me hizo comprender cuan equivocada andaba al tomar aquella               imagen como una mala imagen de la Virgen. Enseguida lo vi de otra manera: Jesús es el trofeo,          la copa donde Él vertió su sangre para salvarnos. María, que eleva esta copa, es también el                   pedestal de Jesús.

R.L. ¿Vio a María como una persona humana o como un pedestal o una columna?
A. Vi perfectamente a María y fue Ella quien me afirmó: “Yo soy el pedestal de Jesús.

R.L. ¿Pero la vio igual como normalmente vemos a una mujer?
A. y la percibí en mi corazón. Fue así como advertí las numerosas analogías que ilustran la explicación de María. Ella está plenamente entregada al servicio de Jesús.

R.L. ¿Fue una visión interior?
A. Yo no la “vi”, sino que la percibí en mi corazón.

R.L. ¿Cómo descubrió estas visiones interiores?
A. Mi director espiritual me había pedido que escribiera, pero estaba algo indecisa, me sentía mal, entonces la Virgen me dijo: “¡Escribe!”. Y así comencé. Sentía repugnancia a escribir pero poco a poco aquello me fue llenando de gozo. Las primeras imágenes, las guardaba en mi corazón desde hacía cuatro años, nunca las había puesto por escrito pues desconocía que debía hacerlo así para llegar a comprender.

R.L. ¿Comenzó a escribir a partir de 1994?
A. Efectivamente.

R.L. ¿Las imágenes anteriores las perdió? ¿Lo puso por escrito más adelante como un recuerdo?
 A. Las imágenes estaban muy claras en mi espíritu. Una vez escritas me queda el recuerdo pero no como antes de haberlas escrito.

R.L. A Frossard no le gustaba hablar de la experiencia mística que fundamentó su vida. Me decía:            “¡Cada vez que hablo o escribo de ella, pierdo algo!”. Ud. sólo ha tenido locuciones. Fue                hacia 1993 cuando comenzó a “ver”. ¿Cómo ve a la Virgen, puede describirla?
A. He visto a la Virgen de diferentes maneras, depende del mensaje que Ella quiere transmitir. Algunas veces la he visto adornada con perlas preciosas, con encajes... R.L. ¿Es significativo el vestido que lleva según la característica del mensaje? ¿Se le apareció como en Lourdes con vestido blanco y manto azul? A. Azul cielo. En alguna ocasión no lleva manto pero ceñidor en la cintura.

R.L. ¿Eso depende del mensaje?
A. Sí. En una ocasión, por ejemplo, la Virgen llevaba un ceñidor de trigo, de espigas de trigo, que iba desgranando y dejando caer  las semillas, cuando nosotros rezábamos el rosario.

R.L. ¿Ha visto también a Jesús? ¿Cómo es?
A. Normalmente va vestido de blanco y en ocasiones lleva un manto rojo.

R.L. ¿Lo ha visto principalmente como el Buen Pastor y con las ovejas que son las almas de los bautizados? ¿Vio las ovejas y entendió que se trataba de almas?
A. Sí.

R.L. ¿Le ha visto con una oveja sobre las espaldas?
A. Sí, conforme a sus palabras. En ocasiones también como Cordero.

R.L. ¿Existe un progreso en el mensaje?
A. Cierto. Pero desde el comienzo ha hablado principalmente de la Cruz Gloriosa.

R.L. El tema central: no es la Cruz dolorosa sino gloriosa, ¡la Cruz después de la Cruz!
A. Exactamente. Una vez fue este el mensaje principal; no me habló desde la Cruz negra del                   Calvario, sino desde una Cruz de luz.

R.L. ¡Para nosotros, todavía hoy, la Cruz es dolorosa pero a la vez debe llegar a ser gozosa!
A. Es una gran verdad.

R.L. ¿Habla la Virgen de la Cruz?
A. Sí. Un día la Virgen habló de la Cruz Gloriosa para los sacerdotes ya que esperamos el retorno de Cristo en Gloria.

R.L. A veces las personas que reciben locuciones o visiones sufran también tentaciones y dificultades. ¿Y en su caso?
A. Rotundamente no han faltado tentaciones: ¡es natural!

R.L. ¿Ha tenido dificultades de discernimiento para saber aquello que procede de Jesús o de María? A. Sí. Durante mucho tiempo tuve mis dudas e incertidumbre a este respecto. Un día, después de           la comunión, Jesús me reprochó dulcemente: “¡Tu quieres que te certezas y Yo espero de ti un verdadero acto de fe!” Humanamente no sabré jamás si es Jesús quien me habla o si es Dios          Padre.

R.L. ¿La Cruz Gloriosa comienza en 1994 o más adelante?
A. Después de 1994. Una vez hallado mi director espiritual yo he ido regularmente a esta iglesia de donde él es el párroco. Aquí hay un precioso crucifijo glorioso con grandes rayos de luz.    Este  crucifijo me atraía mucho pero con frecuencia me desaparecía la cruz y sólo quedaba en la luz. Hacia 1998, la imagen de la Cruz Gloriosa se fue haciendo más clara: parecía extenderse          y abrazar al mundo entero. La Cruz de Cristo es El mismo, es su Alianza con los hombres, es lo         que representa la imagen que yo he elegido como cubierta de uno de mis libros.

R.L. ¿Las apariciones o locuciones de Jesús o de María son frecuentes?
A. Más habituales las de Jesús. Pero nunca hice el recuento.

R.L. En su pueblo conoce a las personas y es conocida. ¿Se la conoce como vidente?
A. La noticia se ha extendido también hasta mi pueblo pero no me corresponde a darme a conocer.

R.L. ¿Está Ud. consagrada al Señor?
A. Sí. Puede que lo sea sin fórmula, sin votos, pero yo creo que sí.

R.L. ¿Jesús le basta?
A. Ciertamente. Jesús ha dicho: “Quien no Me prefiere a su familia no es digno de Mí" Así es según el Evangelio. Hay momentos en que sientes un vacío.

R.L. ¿Tiene un grupo particular de oración?
A. Me es imposible. Yo trabajo en un hospital y no tengo siempre los mismos horarios. Me es difícil formar un grupo.

R.L. ¿No tiene pues contacto con grupos de oración?
A. Sí. Mi director espiritual todas las tardes, seis veces por semana, excepto el domingo, tiene un grupo de oración distinto.

R.L. Entonces participa en diversos grupos. ¿Habla en estos grupos? ¿Les comunica los mensajes?
A. No. Normalmente no.

R.L. ¿Solamente reza con ellos sin dar testimonio?
A. Los testimonios han sido confiados exclusivamente en los libros y en Italia yo nunca he dado conferencias. En el extranjero tengo menos problemas porque no soy conocida de la gente.

R.L. Por lo que hace a su vida espiritual sólo se relaciona con este sacerdote. ¿Conoce a su obispo? ¿Ha hablado con él?
A. Personalmente una sola vez. Yo que mi director espiritual ha hablado con él de pero de             una manera un tanto particular. Una religiosa postuladora de la causa de los santos y muy próxima a Juan Pablo II me invitó a mandar todos mis libros a Su Santidad así como la “Coronilla”. Yo lo hice así porque mi director espiritual me dijo: “Lo que Sor Catalina te pide             está bien”.
A través de ella el Santo Padre lo recibió personalmente pero faltaba el libro sobre la Eucaristía. También intenté tener a punto el libro sobre María para enviárselo, porque conocía cuan próximo estaba Juan Pablo II de la Virgen. Como supondrá nunca recibí respuesta directa del Papa, pero... dos meses después del envío, me llamó el obispo de la diócesis.

R.L. ¡El Sr. Cardenal! ¿Qué le dijo? ¿Cosas positivas? ¿Le aconsejó?
A. Él había hablado con mi director espiritual y tenía en sus manos la Coronilla del Amor, la                   oración que me confió Jesús. Dijo que era muy bonita.

R.L. ¿Cuándo vio al Sr. Obispo?
A. En 2003

R.L. ¿Por lo demás la animó a seguir?
A. Sí. Me dijo que debía publicarse pero que faltaba examinarla. Era suficiente que la examinara mi director espiritual pero, en razón de la extensión de la obra, él me pidió si podía examinarla. Y no añadió nada más. Me pidió todos los libros, manifestó que los leería personalmente y una vez leídos los daría a un teólogo de la diócesis para su discernimiento. Me pidió si estaba dispuesta a buscar al teólogo en cuestión a lo cual respondí afirmativamente.

R.L. ¿Y por lo que hace referencia a los escritos posteriores?
A. No entró en este tema. Él sigue observando con prudencia.

R.L. ¿Qué han aportado estas comunicaciones a su vida?
A. Mi vida se ha transformado. Yo tenía miedo de Dios y ahora me doy cuenta de que me ama infinitamente y, por encima de todo, me llama a dar a conocer esta experiencia de amor         infinito, de la ternura de Jesús y de María así como de la presencia del Espíritu Santo. Ha sido un cambio radical: antes dominaba el terror, ahora mi experiencia me permite hacer sentir el Amor de Dios y la Eucaristía. Mi vida y mis defectos son los mismos, mi pobreza la misma, lo que ha cambiado es la certeza del Amor de Dios.

R.L. El Amor de Dios es el núcleo del mensaje. ¿Lo ve así?
A. Sí, principalmente en Francia. Me han invitado a dar muchas charlas. En realidad no puedo atender a todos puesto que yo trabajo y no me es posible viajar con frecuencia. De todas maneras cuando me llaman, hago lo que puedo siempre de acuerdo con mi director espiritual. Yo no quiero hacerlo pero Jesús, a través del director espiritual me dice: “Ves y haz”. Ahora mismo vengo de dar una charla en París.

R.L. ¿Una charla, consejos, oración?
A. Habitualmente rezo la Coronilla del Amor, que Jesús nos pide a todos. Esta oración ha obtenido muchas gracias, en ocasiones curaciones. En París una persona dio testimonio de la fuerza de esta oración, de la coronilla, rezada ante el Santísimo Sacramento expuesto. Algunos me dicen que es mejor que un sacerdote la presida porque de esta manera se puede               responder a dos niveles si se une a la lectura del Evangelio.

R.L. ¿Quiere añadir algo más?
A. Al comienzo Jesús me dio el mensaje de la Cruz Gloriosa. A continuación la Virgen ha querido dar, de manera particular, un empujón, un impulso, a la certeza del triunfo de su          Corazón Inmaculado. Comprendí que debía añadir un librito en italiano. Le pedí al Espíritu Santo que me inspirara el título y con fuerza me llegó: “¡Sí, mi Corazón Inmaculado triunfará!”. Aquella misma tarde un amigo de Foggia me llamó por teléfono para decirme que había oído en las noticias que Sor Lucía había fallecido. Para esta coincidencia fue muy importante ya que en todas partes se decía que: “¡La Virgen prometió a Sor Lucía que vería el triunfo del Corazón Inmaculado!” Algunos objetaban que Sor Lucía era muy mayor. Sin embargo aquella tarde moría Sor Lucía y, el mismo día, la Virgen me había comunicado: “¡Sí, mi Corazón Inmaculado triunfará!” Este fue el título del último capítulo del librito en francés y del segundo volumen en italiano; las ediciones son algo diferentes. Para esta coincidencia ha sido importantísima; ¡no se trata de una coincidencia!

R.L. Personalmente no estoy al corriente de los testimonios acerca de conversiones o curaciones. ¿Por qué no me habla de ello?
A. Sí. Principalmente han venido a través de la Coronilla del Amor (Coronilla roja y dorada, que Jesús me confió.) Una vez entregada la Coronilla al Sto. Padre, en una audiencia de los miércoles, pedí al Espíritu Santo que recibiera su bendición, ya que se trataba del prototipo de las otras Coronillas. Ahora, que ya se cuentan por millares en el mundo, tienen la bendición particular del Sto. Padre. Jesús me recalcó: “Esta Coronilla es, de manera particular, para los enfermos”.

R.L. ¿Todas las Coronillas reciben esta gracia?
A. En aquel momento yo no entendí lo que Jesús quería decirme, pero más tarde, ante las numerosas curaciones, parece como si Jesús regalara tiempo a las personas. Por dos veces rebrotó la enfermedad pero Jesús concedió el tiempo necesario para la conversión del enfermo moribundo. Al rezar la Coronilla del Amor la esposa la pasó sobre el cuerpo de su marido enfermo y, ante la sorpresa general, se restableció. Abandonó la cama durante un año y tuvo tiempo de llamar a un sacerdote. Fue una verdadera conversión. Tuvo una recaída y murió en paz en manos de Dios. Se trata de un ejemplo para todos. Nosotros a la vez peregrinamos al santuario de Ulzio.

R.L. ¿Ha tenido problemas con el demonio?
A. Sí, especialmente al principio.

R.L. ¿Tentaciones o ataques físicos?
A. Tentaciones; heridas no; sólo abatimiento, desazón. Sobretodo al principio cuando Jesús me dijo: “Tú mantente dispuesta, hija mía, mi Padre tiene un encargo importante que confiarte. ¡Siempre estaremos contigo!”. Al día siguiente el demonio comenzó a ponerme todas las trabas posibles. En realidad es muy difícil de explicar lo que me sucedía. Era como si el demonio quisiera poseerme físicamente, incluso sexualmente. El demonio es terrible.

R.L. Efectivamente, esta es su manera de debilitar.
A. Le entendí plenamente el día que me dijo: “No tendrás hombre fuera de mí”.

R.L. ¡Pero si él no es un hombre!
A. ¡Exactamente!. Tampoco es Dios. Como no podía decirme no tendrás a Dios, por eso habló de hombre. Esto aún le envilece más.

R.L. ¿Le entendió interiormente?
A. Claro que sí, por medio de una fuerza que yo noté.

R.L. ¿Las locuciones y las visiones son interiores?
A. Casi siempre es así, aunque sin perder el contacto con la realidad. En realidad me encuentro en un estado especial.

R.L. ¿Conserva el contacto con el mundo exterior? Aunque en ocasiones haya vivido una mayor absorción no ha llegado al éxtasis profundo.
A. Nunca.

R.L. ¿Tiene alguna cosa más que desee decir? ¿Parece indecisa, en qué piensa?
A. Cuando murió Juan Pablo II, sentí la inspiración de reunir todas las locuciones relativas al Papa. Fue entonces cuando recibí una imagen sorprendente tanto por lo que hace a su comienzo como a su desarrollo. Salí hacia París con una angustia en el fondo de mi corazón que me revenía. Veía a la Virgen llevando los ornamentos sagrados del Papa Juan Pablo II, bordados en oro. Los ornamentos de las solemnidades. La tiara también bordada en oro. Yo no entendía lo              que quería decirme aquella imagen: cuando llegué a París, Juan Pablo II había muerto. Esta imagen significa que él encargó a la Virgen de dar el sumo pontificado a Benedicto XVI. Esto es lo que yo, con el tiempo, he ido entendiendo. Después de morir el Papa, por la tarde del sábado después de Pascua, el Domingo de la Misericordia, me encontraba en la iglesia de Sta. Cecilia. Cuando rezaba a Juan Pablo II porque me sentía huérfana sin él, entonces vi a la Virgen, vestida de oro como el Papa, extender la mano hacia alguien a quien no veía y que recibía un báculo de una mano invisible, como para darle una prueba tangible. Durante la primera Misa pontifical de Benedicto XVI, le reconocí como le había visto, revestido de todo cuanto Juan Pablo II había confiado transmitir, a quien debía ser el futuro Papa, ya que en aquel momento el cónclave aun no lo había elegido. ¡Entonces comprendí todo el       significado de la visión!    
                                               Renè Laurentin  "Chretiens Magazine"  n° 194  Noviembre 2006